Durante el modo historia, sobre todo el prólogo y la parte uno, las facciones Cultist y Undead no están disponibles. Menos mal, ya que son muy potentes, Undead permite a sus unidades y a otras no morir entre otras cosas. La facción Cultist pueden inmolarse o sacrificar puntos de vida para aniquilar unidades en un solo golpe o que otras unidades reciban fuertes bonificaciones. Literalmente es una facción bastante OP.
No es la única facción potente, cada una te ofrece un estilo de juego. Por ejemplo, los vampiros o los súcubos permiten aprisionar más unidades enemigas, que luego pueden luchar a nuestras órdenes. Otras como Butcher o Night Stalker causan mucho daño o incluso atacan varias veces.
Las posibilidades con las diecisiete facciones son inmensas. Por otra parte, podemos perder la partida, si los enemigos llegan a la parte inferior del tablero donde está el núcleo de nuestra mazmorra y la destruyen.
Tras superar cada batalla recibiremos recompensas: cartas de facción, dinero, edificios, la tienda de Azazel o mejoras en las perks . realmente la tienda y las mejoras de perks son las mejores recompensas. Los edificios se pueden conseguir en la tienda, es cierto que son caros de construir y sólo se pueden construir uno por casilla, así que hay que elegir sabiamente.
A medida que superamos los combates contra jefes, nuestro tablero aumenta con más casillas, aumentando nuestra capacidad de población también. La jugabilidad es muy buena y salvo algunos aspectos (como que no está disponible en castellano), fácil de entender. El modo historia puede durar unas doce horas, pero gracias al modo libre, hay bastante rejugabilidad.
La belleza de la mazmorra y más allá de ella
Es hora de comentar el apartado gráfico. Vambrace: Dungeon Monarch ofrece un aspecto que, sin duda recuerda al mítico Darkest Dungeon, aunque quizás con una atmósfera no tan siniestra ni tan pesimista. En todo momento sentimos que estamos en un lugar a medio camino entre reino subterráneo y gran templo del ¿“Mal”?
Un escenario que juega mucho con el color negro, el dorado e incluso los rostros pálidos, por un lado. Mientras que en torno al enemigo encontramos un contraste con colores más vivos, más desafiantes, más llamativos. Algo que también se ve en las cinemáticas.
Aun así, hay algún que otro escenario más relacionado con el mundo de los sueños. Una dimensión alternativa donde todo es posible, reservada a unos pocos privilegiados y que llega a adquirir tintes de pura fantasía cósmica. Es impresionante.
También lo son los modelos de las unidades y NPCs. Hay multitud de unidades distintas: minotauros, demonios, fanáticos. También ninjas, elfos, enanos, samuráis, magos. Un gran elenco que sin duda alegra la vista. Un elenco además al que se suman las cartas con sus impresionantes ilustraciones y animaciones una vez usadas. Animaciones que también incluyen las de las unidades en combate. Hay variedad, hay espectacularidad, es decir, un apartado sobresaliente.