Una vez hemos hablado de la trama del juego, pasemos a las mecánicas. Las partidas se dividen en dos partes, por un lado, una zona a modo de vestíbulo con varias estancias. Por otro lado, tenemos el campo de batalla.
Comencemos por el lobby. En el modo historia, empezamos con sólo una parte del vestíbulo disponible. A medida que superamos rondas (combates), se desbloquearán cámaras como la cámara ritual. Allí podemos mejorar cualquiera de las dieciséis facciones principales que aportan unidades a nuestro bando:
- Steel Legion
- Monarch (nuestro personaje)
- Ash Raider
- Succubus
- Vampire
- Beast
- Golem
- Rotten Roots
- Undead
- Cultist
- Worm
- Butcher
- Dawn Mage
- Twilight Demon
- Night Stalker
- Gem Guardian
Hay una 17ª facción adicional que no se puede mejorar y también aporta unidades: la facción “Renegade” de la cual hablaremos más tarde. Para mejorar unidades necesitamos sacrificar unidades disponibles en nuestra cola de invocación. Las mejoras, una vez se sube de nivel (hasta un máximo de cinco) aumentan todas las estadísticas de las unidades de la facción entre otras cosas.
Otra cámara importante es “Library”, allí podemos modificar y confeccionar nuestra baraja para las batallas. En general sólo podemos eliminar cartas innecesarias de la baraja. En este punto debemos tener en cuenta cual va a ser nuestro estilo de juego. O más bien: que facciones influirán en ese estilo. Igualmente, de este aspecto hablaremos más adelante.
Enemigos hoy, marionetas mañana
También tenemos “The Prison of Zephyr”, a donde llegarán enemigos capturados vía diversos métodos. Esas unidades pueden ser liberadas a cambio de dinero o bien hechizadas para que luchen en nuestro bando (Renegades). Esta mecánica es importante, ya que ahorra dinero y criaturas de sacrificio para mejorar facciones.
Precisamente, dicha facción una vez avanzamos en la partida puede integrar unidades enemigas extremadamente poderosas, incluso jefes. No importa que no se pueda mejorar, la propia partida traerá enemigos y unidades “Regenades” mejores.