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Coincidiendo con el décimo aniversario de la saga, Namco nos trae lo que podría superar lo insuperable. Estamos seguramente ante el mejor juego de lucha de toda la historia, superando incluso a la saga Tekken, o al menos posicionado a la misma altura.
Hace diez años (1995) aparecía una recreativa que revolucionó el género de juego de lucha. Se llamaba Soul Edge, y fue desarrollado íntegramente por Namco. El éxito de PlayStation hizo que se hiciera una versión para la consola gris, que conservó el nombre para el territorio japonés, y en Europa pasó a llamarse Soul Blade. Sería considerado por muchos como el mejor juego de lucha en 3D de la historia. Poco después apareció Tekken, que se hizo con el primer puesto en ventas de PlayStation, también de Namco, así que decidieron subir un escalón esperando varios años para sacar el que sería el primer título con el nombre por el que lo conocemos actualmente. La nueva generación de consolas salió a la luz con Dreamcast, plataforma elegida para el primer Soul Calibur. Nueva consola, nuevos gráficos y nuevos estilos de juego. Fue un bombazo, y obtuvo una fama muy positiva gracias a las grandiosas críticas. Por desgracia, Dreamcast no brilló como se esperaba y no tardó en dejar de fabricarse. Precisamente por esto, Namco se quedó con las ganas de vender más, por lo que decidieron sacar un nuevo juego unos años más tarde, esta vez para la consola con más éxito en el momento (y hasta ahora), PlayStation 2. Soul Calibur II consiguió el objetivo. Fue todo un éxito de ventas, un juego buenísimo, y por eso se versionó para las demás consolas de la generación: Xbox y Game Cube.
Ahora Namco nos trae Soul Calibur III, coincidiendo con el décimo aniversario, sólo para PlayStation2 sin pasar previamente por las recreativas. ¿El juego definitivo? En esta review vamos a analizar todos los aspectos de esta joya, que diez años después sigue estando en lo más alto del género, y esta vez pegando más fuerte que nunca.
En Busca de la Espada Sagrada
A continuación resumiremos lo que hasta ahora envuelve la historia de la saga, y que con el planteamiento de Soul Calibur III se nos antoja interesantísimo:
Había una vez, una espada compuesta de dos hojas idénticas, ambas con un poder demoníaco insuperable. Dicha arma se llama Soul Edge. Sorprendentemente, un guerrero logró destruir una de las dos hojas con el fin de acabar con su poder. Sin embargo, lo que consiguió fue lo contrario: El poder que encerraba la espada se liberó sembrando el terror en todo el mundo. Lo que quedaba de espada devoró el alma del guerrero, y lo utilizó para bañar de sangre y pánico toda Europa a lo largo de tres años. Sin saber por qué, las masacres cesaron, y durante cuatro años, nadie volvió a saber de la Soul Edge. Lo que nadie sabía, es que cuatro años antes llegó desde el Este una espada con el objetivo de destruir la Soul Edge. Esta espada se llama Soul Calibur, y en un enfrentamiento contra la espada maldita, ésta quedó destruida esparciendo los trozos por todo el planeta. Estos trozos, con grandes dosis de maldad, fueron transportados sin querer por distintos viajeros y luchadores, lo que hizo que poco a poco, todo el mundo quedara bajo una estela de maldad causada por los pedazos de la Soul Edge. Así, unos luchadores deciden completar la Soul Edge buscando los trozos, y otros deciden buscar la espada Soul Calibur, cada uno por distintos motivos.
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