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 Sin olor a madera
  Reglas aparte, el juego ha sido 
estupendamente llevado a lo digital por Dire Wolf. Han reciclado el arte
 de Mihajlo Dimitrievski añadiéndoles pequeñas animaciones por lo que el
 juego ofrece una sensación de dinamismo. No han necesitado grandes 
alardes con tableros en 3D llenos de vida y colores chillones como ha 
ocurrido tradicionalmente en entregas como Trivial Pursuit o Monopoly. 
Han hecho una conversión casi literal, pero siendo completamente fieles a
 los diseños originales y añadiendo un toque de vitalidad a lo que pasa 
en pantalla.  
     
   A nivel de controles, está bien adaptado. Si bien la
 mejor forma de jugarlo es mediante control táctil, el control 
tradicional va bastante bien. Quizás no es demasiado intuitivo al 
principio, debido a los tableros no lineales, pero enseguida uno se hace
 a los controles. Y me consta que en la última actualización los han 
mejorado aún más.
  En cuanto a la propia gestión de recursos y 
trabajadores, el juego tiene en cuenta todas las posibilidades que 
pueden darse en las reglas y no hay ninguna situación que ponga en jaque
 al jugador por comportamientos inesperados. También se ha puesto mucho 
cuidado en la visibilidad. En un juego como éste, de tablero vertical, 
se hace complicado llevarlo a pantallas horizontales, por lo que la 
inclusión de la cámara libre ha sido esencial, además de la posibilidad 
de ver un mapa general o hacer zoom en las cartas y sus textos, algo que
 no todos los juegos de mesa han sabido realizar con acierto. 
  El
 juego salió con algunos pequeños bugs que se han solucionado con el 
parche 1.2, además de continuas mejoras a nivel de calidad de vida que 
se han ido recibiendo.
  Un buen botín
  A nivel de contenido 
tampoco se queda corto, yendo un pequeño paso más allá de la pura 
conversión a digital. Para aquellos que jugamos mayoritariamente a 
juegos de mesa en solitario (sí, existen y cada vez van a más), es una 
bendición esta entrega ya que no sólo nos permite jugar contra la CPU 
(algo que también estaba como opción en el juego original a través de 
una expansión), sino que nos ofrece un modo campaña para 1 jugador (con 
10 niveles) y partidas online asíncronas, además del multijugador local.
  La
 campaña hace las veces de tutorial (aunque se incluye un manual dentro 
el juego), ya que poco a poco van entrando en juego más jugadores 
artificiales, nuevas localizaciones y, lo más importante, nuevas cartas 
de saqueadores. Aunque no sería un buen modo campaña si no tuviéramos 
condiciones especiales que vayan desarrollando una pequeña historia. Así
 que cada partida contará con condiciones especiales de victoria o 
situaciones poco convenientes, como tener cerrado el mercado o cualquier
 otra localización. A pesar de su función introductoria, la dificultad 
del mismo no es nada desdeñable, y los más novatos empezarán a ir cuesta
 arriba a partir del episodio 4.
  
  
  
     El modo multijugador local va 
muy bien, especialmente porque se da la opción de pasar la consola al 
resto de jugadores (en móvil, Tablet o Switch) de tal forma que las 
manos de cartas sean siempre secretas para los adversarios, aunque el 
modo online multiplataforma es el más curioso. Las partidas online 
permiten que los jugadores jueguen de forma asíncrona, es decir, tienen 
72 horas para realizar su jugada una vez que sea su turno. Si se pasa 
ese periodo, son expulsados de la partida. No es una opción ideal porque
 la CPU no sustituye al jugador ausente por un bot (y de hecho más de 
una vez se me ha olvidado que estaba en una partida sin ni siquiera 
llegar a empezarla), pero para juegos como éste donde la duración de una
 partida puede irse a los 60 minutos, poder jugar con tiempo es una 
solución. Sé que están trabajando en implementar más opciones que 
limiten las horas de juego, pero de momento funcionan en base a los 3 
días de margen.
 
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