| 
 Hay pequeñas variaciones dependiendo del modo en el que 
juguemos. Todo lo anteriormente especificado sirve para el modo Clásico,
 en el que tendremos que evitar que nuestra red se sature. Si se 
acumulan demasiados pasajeros en una parada, adiós. Cada nivel puede 
jugarse en cualquiera de los modos disponibles desde el principio, 
aunque tras perder la partida en este modo Clásico, se nos ofrecerá 
continuar con la red creada durante la partida en cualquiera de los 
demás El modo Infinito, junto con el creativo, eliminan la presión de 
las paradas saturadas. No habrá límite de tiempo ni límite para el 
número de pasajeros, podremos editar y jugar con las líneas a nuestro 
gusto. La principal diferencia entre ambos es que el modo Infinito nos 
proporcionará mejoras (como ocurre en el modo Clásico) a medida que 
vamos superando hitos de rendimiento de la red. Por su parte, en el Modo
 Creativo tendremos libertad absoluta para cambiar cualquier elemento 
del juego, un sandbox total de diseño de redes de metro. Finalmente, el 
modo Hora Punta es el auténtico reto. Funciona de igual manera que el 
Clásico, pero aquí las líneas son fijas. Una vez creada, no se puede 
eliminar. No quiero ni pensar en ello.  
    
    El juego ofrece algunas 
opciones que nos harán la vida más fácil. Si la situación está 
controlada podremos aumentar la velocidad o podremos pausarla para 
editar con calma las líneas más conflictivas. El juego en Switch ofrece 
dos sistemas de control: táctil y con los JoyCon. El control táctil es 
el más cómodo y ágil, ya que recrea el original con ratón. El control 
por mando es menos intuitivo, aunque tras un tiempo jugando se vuelve 
asequible y lo suficientemente cómodo. Lo peor es que el tutorial ingame
 se queda flojo y no ahonda en los botones que hay que usar ni el 
procedimiento para cosas más complicadas como eliminar líneas. Dar con 
ello ha sido algo frustrante a lo que he llegado a través del ensayo y 
error.
  La duración del juego es muy personal. En torno a 20 
niveles diferentes basados en mapas reales de todo el mundo quizás no 
sean demasiados, a pesar de que cada uno de ellos tenga sus propios 
logros. Pero todos están disponibles en los cuatro modos de juego, por 
lo que cada jugador podrá adaptarlo a su gusto. Un reto diario con 
clasificaciones online nos anima a participar cada día y las 
estadísticas de juego para cada mapa que hemos creado nos ayudan a 
completar la experiencia. Finalizo el repaso a su contenido con el modo 
multijugador exclusivo de Switch, sólo disponible en modo sobremesa. 
Cada jugador, con su mando, participa colaborativamente en el mapa. 
Prescindible si no quieres matarte con tu compañero/a.
  Usted está aquí
  A
 nivel técnico el juego es una delicia. Su diseño artístico es de una 
simplicidad aplastante, llevando a la mínima expresión los clásicos 
mapas de metro que podemos encontrar en cualquier ciudad del mundo. Un 
fondo blanco (negro si usamos el utilísimo modo noche) y colores planos 
para las diferentes líneas de metro. Ríos, trenes, vagones y terreno 
delimitados con gráficos vectoriales sin alardes, pero extremadamente 
gratificantes.
  
     
    
   El nivel sonoro del juego está a otro nivel. Todo 
sonido está pensado para relajar al jugador, tonos simples, suaves y 
siempre acompasados con lo que ocurre en pantalla. Parece magia, un 
dispositivo de relojería suiza, pero lo cierto es que lleva mucho 
trabajo detrás y tiene truco. Toda la música del juego está creada con 
los sonidos que producen los eventos que se suceden en pantalla: una 
nueva parada que aparece, una estación que se satura, un tren 
atravesando una línea… En cierto modo nos llega a recordar a 
Electroplankton. Con ello se consigue una ambientación idónea a la par 
que se conjuga una sintonía total entre lo que sucede en pantalla y lo 
que nos llega a los oídos transformado en una suerte de música.
  
    
 
 | 
 | 
 |