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 ¡Desenvaina!
  Nioh destaca sobre todo por su satisfactorio
 sistema de combate. Tras acabar la primera misión, podremos jugar al 
tutorial y se nos ofrecerá un arma inicial de los cinco tipos 
disponibles. Podremos especializarnos en el uso de la katana, las 
katanas dobles, las hachas, las lanzas, y la kusarigama, un arma con una
 hoz a un lado y un peso unido a una cadena en el otro, que seguramente 
reconoceréis de algunos juegos como Ninja Gaiden o obras como Rurouni 
Kenshin. Cada una de estas armas se ve influenciada directamente por un 
atributo fÃsico de William, y se puede utilizar en tres poses 
diferentes, una agresiva, más dañina y desprotegida, una neutra y una 
defensiva, lenta pero que cubrirá automáticamente los ataques. En mitad 
del combate, e incluso en mitad del combo, podremos pasar entre un arma y
 otra con la pulsación de un botón, asà como entre las diferentes 
posturas, permitiendonos variar tremendamente nuestras posibilidades. 
   
  Sin
 embargo, el combate de Nioh se caracteriza por ser rápido como el rayo.
 Podremos estar preparandonos hasta la saciedad, pero realmente, todo 
puede quedar decidido en apenas unos segundos. El juego recompensa la 
técnica y los reflejos, asà como el pillar desprevenido a los enemigos. 
Escoger un arma más rápida que la de nuestro adversario, o esquivar para
 encontrar esa abertura puede ser el detalle que nos de la victoria en 
uno o dos tajos... o para que veamos la pantalla de muerte. 
  Da 
igual que nuestra vida se cuente por miles de puntos o la armadura que 
tengamos, dos golpes bastarán para darnos muerte. No sucede lo mismo con
 los yokai y los jefes de final de fase, elaborados e intrincados 
enemigos con multitud de patrones y ataques especiales que aguantarán 
más de una y más de dos embestidas de nuestras armas, obligandonos a 
prácticar mucho nuestra habilidad al mando. Por suerte, contaremos con 
un espÃritu guardián que podremos invocar si hemos recolectado 
suficiente magia, siendo especialmente efectivos contra los yokai.
  Caerás una y otra vez en la espiral mortal...
  Cada
 vez que muramos, de manera similar a lo que ocurre en la saga Dark 
Souls, reapareceremos en el último templo en el que hayamos rezado, y 
nuestro cadaver nos esperará en el sitio donde caÃmos con toda nuestra 
amrita. Este mineral mágico nos permitirá subir de nivel, por lo que no 
es en absoluto agradable perderlo. El resto de los objetos se mantendrán
 en nuestro inventario, asà como nuestro el avance en el mundo, pero 
reaparecerán de nuevo todos los enemigos del nivel, haciendonos escoger 
entre correr el riesgo de volver a recuperar nuestra amrita, o explorar 
por otro lugar. 
   
  Nuestro cadaver, además, no solo aparecerá en 
nuestra partida, sino que se mandará también la señal a todo el resto de
 jugadores  de Nioh, apareciendo una maléfica katana allà donde caimos. 
Si nos encontramos con una de estas señales, podremos invocar al jugador
 que murió allà y retarle a un duelo. Son duelos especialmente duros, 
con una inteligencia artificial que supera a la de los enemigos 
habituales, por lo que no es recomendable lanzarse contra la primera 
katana que encontremos sin pensarlo adecuadamente. Nioh, además, no 
cuenta sólo con este curioso modo multijugador, sino que también 
podremos invocar amigos a nuestra partida, y al fin acabar con ese 
maldito yokai entre ambos. 
 
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