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 Apartado Sonoro
  Definiendo el anterior apartado como 
pobre y falto de trabajo, la situación no mejora si nos centramos en el 
sonido del tÃtulo, realmente horrible. Y es que uno puede pensar que si 
los coches, tanto antiguos como modernos, han sido fielmente recreados 
en su aspecto, el trabajo sonoro estarÃa a la par. Nada más lejos de la 
realidad, los coches antiguos cuentan en su mayorÃa con sonidos de motor
 inventados que no tienen nada que ver con los originales. Y en el peor 
de los casos, los efectos de sonido como los derrapes, colisiones, 
salidas por la hierba o tierra, suenan prácticamente igual 
independientemente del coche que estemos pilotando.  
    
  En cuanto a 
la música ambiental, solo está presente al comienzo de algunas carreras y
 la presente en los menús, no es nada destacable y es bastante 
repetitiva, aunque no jugaremos mucho para que nos acabe molestando más 
de lo necesario. Por último, las voces por radio se encuentran en 
inglés, lo que nos dificultará a la hora de conducir si no vemos 
obligados a leer los subtÃtulos. 
  Circuitos y coches
  La 
mayor pasión y honor con los que cuenta el juego se ve reflejado en el 
modelado de los 52 coches disponibles, todos ellos versiones antiguas y 
actuales, que repasan la historia de la mÃtica casa italiana. Por asà 
decirlo, estarÃamos ante un reflejo fiel del único buen trabajo 
realizado del tÃtulo, que nos permite conducir por primera vez modelos 
de las primeras épocas de Ferrari, clásicos que han cambiado la historia
 del motor, coches legendarios que han marcado un antes y un después. 
Los circuitos por otra parte ofrecen gran diversión y emoción, contando 
también con sus versiones antiguas, aunque alguno de ellos ni siquiera 
es real y está completamente inventado para el tÃtulo, lo que quita 
realismo y resta virtudes a la experiencia. 
  Una mala jugabilidad
  Si
 hasta ahora, la primera impresión nos indicaba que estamos ante un 
tÃtulo poco trabajado en el apartado técnico y sonoro, quizá su punto 
fuerte estarÃa dedicado a la hora de controlar nuestro coche. Y es aquà 
donde Test Drive: Ferrari Racing Legends termina de estrellarse, con una
 jugabilidad hÃbrido entre arcade y simulación real que hace mucho daño 
al tÃtulo, precisamente por no tomar un camino claro hacia ninguno de 
los dos lados. La peor situación llega cuando vemos que cada coche se 
comporta exactamente igual en todos los circuitos, independientemente de
 que sea un vehÃculo de hace 50 años como uno actual, por momentos 
parecerá que en vez de estar conduciendo sobre asfalto estuviéramos 
sobre una pista de hielo (casualmente, Ferrari tiene su propia pista de 
hielo en la que se celebra el Wrooom cada año en enero).  
    
  Un aburrimiento de campaña
  El
 principal modo de juego, la campaña del tÃtulo, propone a los jugadores
 enfrentarse a diferentes pruebas durante las mejores épocas de la 
escuderÃa, estando presentes la época de oro (la más antigua), la de 
plata (periodo de los 90) y la época moderna, la actual. A partir de 
aquÃ, comenzaremos a participar en diferentes pruebas que van desde 
acabar una carrera en el podio, ganar a nuestro compañero de equipo o 
realizar un buen tiempo en un test de obstáculos. Y es que, aunque en un
 principio es un sistema prometedor, a las dos horas de juego nos damos 
cuenta de que el juego cae en el fallo de ser repetitivo hasta la 
saciedad. Las pruebas se repiten en cada categorÃa y conducir los 
coches, como apuntamos en la jugabilidad, no tiene prácticamente 
diferencia entre modelos, algo que si deberÃa sentirse tratándose de 
coches con tantos años de diferencia. 
  
 
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