No es el más
comercial, no es del que más se ha hablado, ni es el que va a romper las
ventas (quizás lo hizo cuando salió por primera vez hace casi cinco
añso), pero es un juegazo de rol como la copa de un pino. Nos llegó a
Switch poco después de su secuela. Lo hizo únicamente en formato digital
y censurado en su versión europea (suerte que la versión americana es
mucho más barata e íntegra), pero me arrodillo ante él. Creo, sin miedo a
equivocarme, que estamos ante una de las mejores adaptaciones que se ha
hecho de una serie (incluyo también películas).
Sus continuos
guiños, su increíble puesta en escena, su guion, el apartado técnico y
el impecable sistema de juego (quizás algo fácil incluso en modo normal)
lo convierten en uno de esos juegos que parece mentira que no haya
jugado antes (el no tener otras plataformas lo complica un poco). Lo siento por Wolfenstein II, Dark Souls o el siempre adorable Katamari Damacy.
2.- Pokémon Let’s Go: Pikachu/Eevee Edition
Premio
al remake del año. Es agradable tener a Crash Bandicoot en casa, pero
técnicamente (y no me refiero a los gráficos), ha resultado un poco
chapuero. The World Ends With You también sufre de problemas de control
que no terminan de convencer. En cambio este remake de Pokémon
Edición Amarilla sorprende por todos lados. Técnicamente es una delicia
(y esto es mucho decir para lo que nos tiene acostumbrados Game Freak) y
empieza a parecerse a un Pokémon de verdad, a eso que siempre hemos
estado pidiendo y nunca llegaba.
Hay que reconocer que la
simplificación de las mecánicas es un arma de doble filo. Soy de los que
creen que los primeros juegos de Pokémon han envejecido muy mal porque
son toscos, tediosos y alargaban artificialmente su duración con largas
cuevas y combates aleatorios que detesto. Esta nueva subsaga tampoco da
del todo con la tecla adecuada, haciéndolo todo demasiado accesible y
dejando de lado a los jugadores más dedicados. Pero el resultado, aunque
ligero, es de los más satisfactorio.
Veremos qué nos depara la
nueva entrega de la serie principal. Sol y Luna supusieron un buen
avance, pero es difícil saber qué esperarse de esta gente. Como la
decisión absurda de jugar con un solo mando.
1.- Super Smash Bros. Ultimate
El
único gran juego de Nintendo en 2018 (lo siento, Octopath Traveler
(Square-Enix)) y es el que se lleva el gato al agua como mejor juego del
año. No es el único de la Gran N que ve la luz en 2018 (Mario Party,
Tennis Aces y un Kirby Star Allies ultravitaminado con mútiples DLC
gratuitos te dicen hola), pero es el único que se puede comparar a los
Super Mario Oddisey y Breath of the Wild de 2017. Sakurai coge
nuevamente los mandos de su saga estrella para llevarla a un nivel nunca
visto. Más personajes que nunca peleando en más escenarios que nunca en
el que posiblemente sea el crossover más ambicioso de la historia.
Chúpate ésa, Marvel.
Bromas aparte, el trabajo titánico de reunir
semejante plantel no se apreció durante la aburrida presentación del E3
de junio. Un soporífero recuento de luchadores que aburrió incluso a
los más fans. Fue con presentaciones posteriores y a base de comentar
los distintos modos que ofrece el juego cuando pudimos ver el asombroso
juego que teníamos delante.
Mucho se ha perdido por el camino.
Notables son las ausencias de modos de juego adicionales como las
dianas, el Home Run o la enciclopedia de personajes en la galería de
trofeos. Pero a cambio hemos ganado la mayor concentración de invitados
de la saga junto con un modo aventura algo repetitivo, pero muy
entretenido.
La cosa no acaba aquí, pues los DLC prometidos
terminarán de ver la luz en 2020. Pero, a menos que mi querido Banjo sea
uno de ellos, será difícil que vuelva a aparecer en el top de 2019.
Que, dicho sea de paso, abre el periodo de selección de candidatos ya
mismo.