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Píxel, príncipe heredero del Reino de Canvas, es un muchacho rebelde y vivaracho de tan solo 10 años. Como suele ser habitual, el joven ha decidido jugar al escondite y la Reina y el Rey, el ministro y el tutor del palacio empiezan a buscarlo desesperadamente. El chaval, deseoso de aventuras, juega a subirse por las paredes del castillo y en un abrir y cerrar de ojos se encuentra cayendo por culpa de un ladrillo mal puesto. ¿Dónde ha ido a parar? Repentinamente atisba un bonito haz de luz y una paleta de colores. También se encuentra con un perrito de buena labia que más parece un felpudo con patas. Tras la conversación entre perro-humano (en inglés pero con subtítulos), Píxel toma la paleta de colores. Pastel, que así se llama el perro (más bien la perrita) le explica que sólo alguien con el poder necesario podría empuñar la paleta. Tras discutir un poco Píxel la prueba...y ¡horror! Le da justo en el lugar donde el Demonio estaba catapultado. El resto seguro que lo suponéis...si, el Demonio ha sido liberado. ¿La misión? Volver a catapultarlo en las profundidades del abismo.
Como podéis comprobar la historia no es más que una excusa barata para ponernos manos a la obra. No es, ni muchísimo menos, una historia que desee contar algo realmente interesante y con interminables matices. Sin embargo sirve como engarce para empezar sin más dilación a jugar.
Ahora vamos a empezar a analizar los aspectos técnicos y la jugabilidad de la obra de Taito.
GRÁFICOS
Gráficamente nos encontramos con un juego bastante limitado que podría pasar por un título de la primera remesa de Play Station 2 o incluso de PSONE (si nos ponemos quisquillosos). Los personajes están diseñados con escasos polígonos y con formas bastante cuadriculadas. Más de lo mismo podemos decir de los enemigos. Aunque serán variadísimos la gente de Taito no ha hecho excesivos esfuerzos en dotar de grandes modelados a sus personajes. De todas formas todo esto tiene su explicación lógica; el motor del juego ha sido diseñado para que el propio jugador pueda ir editando los monstruos a su antojo gracias a una potente herramienta de edición. Al principio parecerá muy difícil crearlos, seguro que muchos esperarán pulir un monstruo de proporciones perfectas, pero claramente saldrá un adefesio de proporciones rimbombantes. Cuestión de práctica. El objetivo será crear buenos monstruos.
En cuanto a los escenarios nos encontramos con más de lo mismo. Tonos pastel y colorines por todas partes además de innumerables elementos de la naturaleza. Al igual que en todo lo demás, Graffiti Kingdom tampoco destaca aquí. Aun así a los peques de la casa seguro que les encanta.
También hay escenas de vídeo pregeneradas por ordenador. A estas alturas y viendo trabajos como el de Square en Final Fantasy X o Namco en Tekken 5, no podemos decir que estemos ante algo que nos apabulle. Sin embargo la calidad de estas CG´S no está tan mal, son bastante bonitas y nos ayudan a adentrarnos en la historia.
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