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GRÁFICOS
A la hora de sentarse a planificar el juego, Eiji Aonuma habló sobre la posibilidad de implementar en este juego el mismo motor gráfico que vimos en Legend of Zelda: A Link to the Past. No obstante, observaron que el juego necesitaba un cambio gráfico acorde con la generación actual. Así pues decidieron hacer borrón y cuenta nueva y empezar de cero. La cosa no les ha podido salir mejor. Legend of Zelda: The Minish Cap es uno de los mejores juegos a nivel gráfico de la portátil de Nintendo (yo diría que el mejor). Nos encontramos con claras influencias del tan criticado y aclamado (ya sabemos que en esto hay dos bandos) apartado gráfico de Legend of Zelda: The Wind Waker. Lógicamente es imposible por limitaciones de hardware de la Gba ver un juego en Cell-Shading, no obstante es en los modelos de los enemigos y del propio Link donde se reflejan estas influencias.
Un mundo lleno de color
Salta a la vista. La paleta de colores ha sido utilizada tan bien en este título que eclipsa a cualquier juego lanzado hasta la fecha en Game Boy Advance. Absolutamente todo está coloreado de manera magistral, ningún detalle ha sido olvidado. Como para demostrar la impresionante calidad Nintendo nos obsequia con una presentación (una vez elegida partida nueva) al estilo Wind Waker que ralla la maestría. En pantalla se ven unas vidrieras perfectamente dibujadas (estáticas, por supuesto) mientras se cuenta la historia. No hay más que ver al personaje, al diseño de los entornos y de los enemigos para quitar el sombrero y arrodillarse ante esta delicia multicolor. Para empezar Link ha sufrido un considerable cambio de look con respecto a A Link to the Past. Ahora su melene rubia es larga, su túnica más verde y su diseño mucho más cuidado. No hay ni que decir que recuerda a el diseño de Wind Waker. Los enemigos no se quedan atrás ya que exhiben unos diseños tan demoledores como la del propio protagonista de la historia. Encontramos multitud de enemigos, todos ellos con unas buenas pinceladas de buen gusto, humor y demás obsequios gráficos. Y que decir de los personajes secundarios como el rey de Hyrule, la princesa Zelda o el malvado Vaati... simplemente es impresionante. Los enemigos finales también desprenden una calidad magistral. Desde luego el trabajo artístico ha sido espectacular. Para mayor sorpresa los escenarios no han sido descuidados ni por un solo momento. Todos ellos lucen excepcionalmente bien, con un abanico multicolor muy bien utilizado. Hay zonas prerenderizadas que están acopladas a la perfección con el resto del escenario.
Las animaciones en este juego resultan igualmente exquisitas. Ya se percibe la calidad en los mismos movimientos de Link. Por ejemplo el detalle de la capucha de Link. Apreciarás que se mueve dependiendo de la dirección que tomes. Su túnica también reacciona de vez en cuando a diversos estímulos. El personaje se mueve además con suma finura y delicadeza, tan bien como sus propios enemigos. Los escenarios también cuentan con unas excelentes animaciones, en ocasiones hasta realistas. Sobra decir que los efectos climáticos han sido conseguidos de manera contundente. Es una auténtica delicia observar el efecto de niebla que podemos encontrar por ejemplo en el bosque Minish. ¡hasta nos quita la visibilidad!...o los chapoteos del agua ene el suelo. Eso es algo que no es fácil de encontrar en una consola como la Game Boy Advance. Los efectos de sombras son realmente impresionantes. Las nubes por ejemplo (al principio del juego) dejan una estela de sombra muy conseguida.
¡Sin ralentizaciones!
Es bien sabido que muchos juegos llegan con un nivel gráfico excelente, pero son pocos los que funcionan bien del todo. A esa última frase se le puede añadir una cita mítica de un anuncio que todos conocemos: "La potencia sin control no sirve de nada". Y es verdad. ¿De qué sirve un monstruo gráfico si el personaje principal se mueve a trompicones con movimientos ortopédicos? ¿De qué sirve la cara de un actor perfectamente representada en un videojuego basado en una película si la cara no es más que un cartón inanimado?
The Minish Cap es potente, pero su poderío gráfico no condiciona a la jugabilidad de manera negativa. Hoy en día es difícil ver un juego de GBA de estas características que no sufra fallos a nivel gráfico. Nos ha sorprendido la fluidez del juego. En cualquier instante podemos atisbar como esta nueva aventura de Link aprovecha y exprime hasta el último jugo del hardware de GBA, pero todo ello sin resentirse. Hemos contado por los menos unos 9/10 enemigos en pantalla y sin ver una sólo ralentización o parón molesto. La fluidez es tan extrema que el personaje da mandobles como la seda... ya puedes lanzar bombas, utilizar tu espada, defenderte con tu escudo... que el juego no se resentirá. Sin embargo en algún enemigo final hemos notado alguna breve ralentización, aunque muy puntual y nada molesta.
El mundo de los Minish. ¡Quiero ser un enano!
Seguro que esto te arranca una buena sonrisa. Y es que en esta aventura Link se podrá convertir en un ser diminuto gracias a un sombrero charlatán llamado Ezero. Sólo tienes que postrarte en un tronco agujereado y te harás más pequeño que una hormiga. Se nota que los desarrolladores han querido dar al juego un toque cómico muy definido. El mundo de Hyrule se hace gigante cuando Link es diminuto... todo lo que antes no suponía una amenaza puede suponerlo ahora. ¿Te imaginas no poder pasar por culpa de una fruta? Ahora ya lo sabes, a veces no podrás pasar por culpa de los objetos más irrisorios. Link es tan pequeño que es señalizado con una flecha que acompaña un retrato de Link. Luego te podrás meter por agujeros estrechos para ir al mundo Minish. Es ahí cuando Link vuelve a aparecer como normal (aunque en realidad sigue siendo igual de enano).
En resumen. The Legend of Zelda: The Minish Cap es sin duda junto con Metroid Zero el juego que mejor aprovecha el hardware de la 32 bits de Nintendo. No podemos más que alagar el gran trabajo realizado por todos los integrantes del equipo gráfico del título.
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