Han pasado seis años desde que los finlandeses de Remedy, estudio que dio nacimiento a Max Payne, lanzaran su primer videojuego en exclusiva para Microsoft: Alan Wake. Entonces emplearon una forma de narrativa que mezclaba la propia introducida en el juego de acción, con otra incluida en una serie de actores reales, independiente, pero Ãntimamente ligada al videojuego.
Jack es un tipo, aparentemente común, que acude a la universidad para encontrase con un viejo amigo y colega de su hermano. La cosa se lÃa y, sin comerlo ni beberlo, termina implicado en una complicada trama que combina acción, explosiones, conspiraciones en la sombra, gente muerta y la rotura del tiempo.
¿Pero el tiempo se puede romper? Os preguntareis. Pues los guionistas lo afirman rotundamente, generado toda una mitologÃa basada en esa idea. Planteando un mundo cuyo tiempo retrocede y avanza en bucle, se acelera o se detiene por completo y dotando a Jack de capacidades que afectan tanto a su entorno como a quienes lo habitan. Una historia en serie
Como ya ocurrÃa con Alan Wake, la historia sigue un camino lineal variando su ritmo mediante el intercalado de escenas de exploración libre con trepidantes tiroteos y volviendo a menudo a momentos de mayor densidad narrativa. Cinco actos sirven para desentramar la historia, tras los cuales tomamos el control del tipo malo para tomar una difÃcil decisión y dar paso al episodio de la serie de actores reales que antes os adelantaba.