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Controla tu imperio
Vuelve Imperium Civitas con el equipo de desarrollo original, Haemimont Games. FX Interactiva ha logrado una buena base de compradores fijos, ya que sus productos tienen dos premisas indispensables; una calidad indiscutible, sin grandes aspavientos pero que aseguran calidad y ciertos requisitos mínimos (traducidos al castellano, buenas ediciones, soporte online etc.) junto a un previo reducido indiscutiblemente atractivo.
La gran diferencia de Imperium respecto a sus competidores (el género de la estrategia está untado de juegos de calidad) es en que por primera vez, dejaba de un lado las escaramuzas bélicas para recrearse en las dificultades que conlleva dirigir una gran civilización en el aspecto más ético, político y étnico que en un juego bélico convencional.
Esta secuela es continuista del anterior: no mejora en exceso el original pero continúa guardando como bazas seguras sus mejores conceptos. La interfaz ha mejorad, con un nuevo sistema (titulado Rotae), eliminando las barreras laterales mediante un menú radial mucho más práctico e intuitivo. Un apartado que aunque no parezca innovador, ojala logre establecerse como un estándar, rey en cuanto a accesibilidad.
Vuelve el sistema un poco “estresante” del original, pero no en el mal sentido, si no en su complejo entramado de niveles sociales: tendremos que invertir en proyectos, planificar el dinero de de los ciudadanos, planificar la ciudad, crear una red más fuerte, un ejército más poderos etc. Tendremos que crear una estructura lo suficientemente estable como para poder comerciar y que otras ciudades estén interesadas en mantener relaciones con la nuestra.
El pueblo podrá revelarse contra nosotros si hacemos un mal uso de los fondos públicos aunque tendremos que exprimirlos hasta el final para poder crear la ciudad perfecta, sin fisuras. Construir templos, escuelas, fuentes (indispensables para evitar los incendios…) etc. La psicología e IA de los ciudadanos es muy compleja, ya que tienen una autonomía visible: podremos ver como van a su casa, cuidan de su familia o van a trabajar, dando la sensación de “coherencia ética”; es evidente que un personaje generado por la GPU no puede tener razonamientos, simplemente se mueve por unos parámetros de juego no variables, pero da la sensación de realidad y estabilidad que otros juegos supuestamente dotados de ética más realista ya quisiesen.
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