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Quizás parezca un juego más del género de acción, algo modesto a simple vista, pero Rogue Trooper es capaz de demostrar más originalidad, jugabilidad, y producir horas y horas de diversión, de las que podéis imaginar.
Rogue Trooper nos sitúa en una guerra futurista localizada en el planeta Nu Earth. Dicha guerra está provocada por la traición de uno de los “infantes genéticos”. Estos seres son soldados del futuro, diseñados para combatir, y que junto con los “sureños”, tendrán que hacer frente a los soldados de Nort Republic.
Los “Infantes genéticos” tienen forma humana, pero son de color azul y están bien organizados para la batalla. Tienen cierto parecido a Arnold Swarchzenheger.
Los “Sureños” tienen forma humana completa, pero al igual que los soldados de Nort Republic, han de llevar una máscara (o casco) para no respirar el aire intoxicado del planeta, ya que si no la llevaran, morirían al instante.
Estábamos descansando tranquilamente en nuestra nave espacial, la Milli-com, cuando inesperadamente saltó la alarma. Los Sureños nos avisaron para que todos estuviésemos en nuestras posiciones, listos para la batalla.
Todos estaban nerviosos, menos nosotros cuatro, que íbamos hablando y caminando hacia el lugar indicado. Siempre estábamos juntos, pero sabíamos que aquello podría ser decisivo en nuestras vidas. Aún así, nos habían diseñado para protegernos, por lo que, en parte, íbamos muy seguros de nosotros mismos. Revisamos toda la maquinaria personal, así como munición y armas. Por último, cada uno se acopló en su cápsula de lanzamiento. Estas cápsulas fueron lanzadas hacia el planeta Nu Earth para combatir desde tierra firme contra los soldados de “Nort Republic”. Sin embargo, una vez en tierra, la estrategia no salió bien. La masacre fue brutal, y me quedé yo sólo, combatiendo contra el enemigo.
¿Piensas que me acobardé? La muerte de mis amigos hizo que mis ansias de venganza me dieran la fuerza suficiente como para llegar hasta el fondo del asunto, y menos mal que conseguí recoger los biochips de los cuerpos de mis compañeros, los acoplé a mis accesorios, y entre los cuatro (en uno) tuvimos que dar la cara por nuestra raza.
Estética
La primera impresión que tendremos del juego, es que parece hecho para niños pequeños. En la intro, una voz con acento ruso identifica a “los malos”, y “los buenos” están en una nave espacial, son de color azul y son supersoldados. Jeje, parece típico. Sin embargo, sólo hay que jugar cinco minutos para darse cuenta que es un juego con muchas posibilidades, y muy divertido.
Estéticamente está muy cuidado, sobre todo en el uso del color. Por poner un ejemplo, casi todos los escenarios son azules. ¿azules? Sí, el cielo azul oscuro, casi negro, las piedras celestes, las naves espaciales también azules... y nosotros: azules. De la misma forma, cuando un escenario tiene tonalidades verdes o amarillas, dependiendo de si está amaneciendo o anocheciendo, nuestro personaje deja de ser azul celeste, para adquirir una tonalidad más verdosa o amarillenta. Este detalle, aunque pasa desapercibido, es digno de elogio porque es muestra de lo mucho que han cuidado la ambientación.
Por otra parte, metiéndonos en lo que es el juego, lo que más me ha gustado ha sido la continua sensación de estar a solas en una guerra. Es muy irreal, y por eso es espectacular, ir por ahí enfrentándote contra muchos enemigos a la vez continuamente, y no fallar en tus disparos.
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