Clockwork Tales: Of Glass And Ink

Una aventura misteriosa de objetos ocultos y puzles variados.

Los juegos de búsqueda de objetos en pantalla han disfrutado de un auge importante en los últimos años, especialmente con la universalización de las tablets. Sus capacidades táctiles las hacen idóneas para este tipo de títulos, asequibles para cualquier persona y tremendamente adictivos. Artifex Mundi es una compañía con gran tradición en este mercado, con más de una docena de juegos lanzados en diferentes plataformas en los últimos dos años. El que nos ocupa en esta ocasión, Clockwork Tales, apareció a principios de año en Xbox One después de lograr un gran éxito en Android, iOS y PC.

Terremotos misteriosos

La historia del juego, aunque ciertamente no excesivamente importante en estos casos, nos lleva al pueblo de Hochwald, lugar que parece ser el origen de una serie de misteriosos terremotos que asolan el mundo provocando grandes desastres. Allí se dirigirá el Doctor Ambrose Ink, el cual pide ayuda además a su vieja amiga, la agente Evangeline Glass (de ahí el subtítulo del juego, son los apellidos de los protagonistas). Sin embargo, al poco de llegar Glass, el doctor es secuestrado dejando algunas pistas y poniendo en nuestras manos toda la responsabilidad de resolver el misterio de los terremotos y, por supuesto, rescatar a nuestro amigo.

A partir de este momento, nuestra labor será investigar cada estancia para encontrar objetos que nos ayuden en nuestro camino, así como resolver un amplio abanico de puzles. Todo el juego está estructurado en espacios estáticos, pudiéndonos mover de unos a otros siempre y cuando no haya algo que lo impida, como una vigilancia de los enemigos o alguna puerta bloqueada, por ejemplo. Por suerte, el desarrollo del juego es lineal, de modo que hay que ir resolviendo los acertijos y problemas en orden, pudiendo tener algo de libertad en algunos momentos, pero sin poder movernos a nuestro libre albedrío. Lo que para muchos puede parecer una gran limitación a la jugabilidad, para la inmensa mayoría se convierte en un acierto puesto que así no nos perdemos en dar vueltas sin sentido. Incluso los objetos tienen su uso delimitado completamente, no podemos equivocarnos y no tienen varias posibilidades de uso, cada cosa en su lugar sin más complicaciones.

Un regalo para todos

El sistema de juego es, como decimos, sencillo. Hay que buscar objetos que nos permitan ir avanzando en la aventura. Por ejemplo, nada más comenzar, debemos arreglar a Matthew, un simpático robot en forma de pájaro propiedad de Ink, que nos será de utilidad para alcanzar objetos lejos de nuestro alcance, como una caja elevada o una piedra preciosa colgada de una lámpara. Para arreglarlo, necesitamos un ala nueva, una cabeza y una fuente de energía. Para el ala, por ejemplo, necesitaremos varias piezas que encontraremos desperdigadas cerca de su posición y que se mezclan con decenas de otras parecidas, pero sin utilidad. Luego encontramos puzles de diverso tipo, desde los de lógica para resolver un rompecabezas hasta otros relacionados con intercambiar piezas de sitio para formar una imagen completa. Todos asequibles y sin excesiva dificultad, pues de lo que se trata es de pasarlo bien poniendo en algún aprieto al jugador en determinados momentos, pero que no sean muchos para que la diversión no se resienta.

Como complemento, de regalo se ha incluido en esta versión de Xbox una aventura adicional, la historia de Ink. Se trata de una especie de precuela que se desbloquea cuando hemos completado la historia principal con Glass. Dicha aventura es mucho más corta y relata la llegada de Ink a Hochwald y sus primeras investigaciones en el pueblo, justo hasta la llegada de su amiga. De este modo, se complementan perfectamente algunas de las situaciones que hemos vivido en la gran historia, ofreciendo al final un conjunto perfecto. Además, supone un logro adicional para conseguir el 100% del juego.