Constantine

Toca salvar el mundo otra vez, un nuevo heroe de cómic, Hellblazer, necesita nuestra ayuda para tan importante tarea.

Nueva producción de Hollywood a las puertas, lanzada a bombo y platillo con el mismísimo Keanu Reeves paseándose por medio mundo en su presentación cinematográfica, y como no, su correspondiente homónimo jugable llega a nuestras consolas aprovechando la inversión publicitaria de la cinta. Y es que el bueno de Reeves en los últimos tiempos se nos mete en cada tinglado que cada vez somos más escépticos de su salida indemne al final de cada historia.

Ahora le toca el turno de ponerse en el pellejo de  John Constantine un personaje de cómic (Hellblazer) llevado a la gran pantalla con la particularidad de poderse mover entre tres mundos diferentes: cielo, tierra e infierno.

Debido a este poder sobrevenido tras un intento de suicidio que le tuvo unos instantes en el inhóspito infierno hasta que los médicos consiguen reanimarlo y devolverlo a la vida, John Constantine se encargará una vez más de liberar al mundo de los males que lo acechan, esta vez en forma de desagradables demonios. En esta ocasión el personaje interpretado por Keanu Reeves pese a su atuendo compuesto de un elegante traje negro, camisa blanca y su mal anudada corbata que nos recuerda al tímido Sr. Anderson de Matrix, goza de una ironía y un peculiar sentido del humor que lo diferencian de aquel. Fumador empedernido, el personaje de John Constantine  convierte a Reeves en uno de esos duros hollywoodienses de antaño con el plus añadido de su innegable éxito dentro del público femenino.

¿Y qué nos ofrece Constantine en su vertiente jugable? Pues un ‘shooter’ convencional jugado en tercera persona donde dirigiremos los designios de John Constantine a lo largo de la aventura con mucha acción, muchos disparos, muchos sustos (no olvidemos que nos movemos dentro de un mundo paranormal) y un montón de secuencias animadas que nos permitirán seguir el hilo argumental de la historia e introducirnos en cada nueva misión. Por tanto, calentemos las manos, ya que éste es de ese tipo de juegos en los que tenemos que hacer sufrir a la botonera del DualShock.